Información, datos, y más datos… Y más información. Así es Internet hoy en día.
Vivimos en un mundo infoxicado (como me gusta esa palabra) en el que no tenemos tiempo ni de leer todas las noticias que nos resultan interesantes y que marcamos como favoritos en nuestro tablón de Twitter. Por no hablar de todos los artículos que aparecen en nuestro Feedly, los que se publican en nuestro muro de Facebook…
Hazte una idea de toda la información que se publica en Internet con esta infografía; luego seguimos hablando.
Vivimos en un mundo en el que la información se acumula en “algún lugar” y que de repente aparece en la pantalla de tu ordenador, tablet o smartphone en cuanto tú pones las palabras mágicas en Google.
Pero tranquilo… No te angusties, que todavía hay más, mucho más… Esto del big data no ha hecho más que empezar.
¿Habéis pensado qué va a pasar con toda la información que van a generar (y generan) los wearables? Dentro de no mucho tiempo todos contaremos con alguno de estos artilugios que son englobados por el Internet de las Cosas. Podrán ser unas gafas, un reloj, una pulsera, un cinturón… O hasta unas lentillas que te permitirán ver todo lo que te pasa a tu alrededor de una manera muy peculiar.
Pero no solo los wearables, ¿y las aplicaciones que nos descargamos en nuestro smartphone que nos dicen cuánto tiempo le queda al autobús para llegar a nuestra parada? Que sepas que estas apps también guardan tus datos y son capaces de establecer dónde vives, qué autobús es el que usas de lunes a viernes, y cuáles los fines de semana para ir a jugar al fútbol.
Por ejemplo, hace unos días leí un artículo en el que hablaban sobre cómo el Big Data estaba cambiando la forma en la que las ciudades funcionaban. Y Londres era el ejemplo. Londres es la ciudad perfecta para que esto pase:
- Ciudad enorme (gigantesca se podría decir).
- Muchísima población.
- Todos conectados.
- La mayoría de la población pasa mucho, pero mucho, tiempo en el transporte público para llegar de su casa al trabajo y del trabajo a casa.
Y tú te preguntarás, ¿qué tiene qué ver esto con el Big Data? Pues porque como he dicho antes, el Big Data está haciendo que la forma en la que la ciudad se mueve, cambie. Gracias a aplicaciones como Citymapper, ahora eres capaz de saber a qué hora va a pasar el autobús que te va a llevar a clase, o a trabajar, o a tomarte una pinta con tu amiga. Por si no te has dado cuenta, esto puede indicar por qué opción se decanta una persona que puede elegir entre Tube y autobús y, consecuentemente, establecer perfiles.
Lo mismo ocurre con restaurantes, tiendas, pubs… Gracias a la información que los propios usuarios viertan a la web sobre un determinado lugar o barrio, se podrán tomar medidas para solucionar diferentes problemas acordes a las necesidades de la gente que lo demanda en esa zona.
Pero, ¿de dónde sale toda esta cantidad de información? De nosotros mismos. Nosotros mismos mostramos en Internet, ya sea en una web, foro o red social lo que nos importa sobre un determinado tema, lo que nos gusta, en lo que somos expertos o solo tenemos un poco de conocimiento… Donde antes lo guardábamos en unos cuadernos que se quedaban amontonados en una estantería de tu habitación, ahora lo publicamos en nuestro blog.
Ahora hay herramientas que miden los impactos offline de una empresa o medio, pero también lo que ocurre dentro del mundo online, lo que pasa en su web, su blog, sus redes sociales… Herramientas que permiten tener monitorizado todo lo que pasa a nuestro alrededor y que afecta a la empresa de una forma más o menos directa, de una forma que nos guste más o menos.
Por no hablar de las estadísticas que se vierten en Internet cada día, como la que nos trae Consumer Barometer by Google, web de la que te hablé hace unos días.
Y como no, las empresas saben que todo esto no está tan lejos para ellas. Información online y offline están al alcance de su mano de una manera más o menos fácil, eso también hay que decirlo.
Deben ser capaces de integrar todos los datos en un conjunto, no dashboards separados sin aparente relación alguna, deben ser solo un cuadro de mando que dirija las acciones de la empresa. Datos, conocimiento, fuentes, tecnología y experiencias, todo en uno.
Las empresas con ello serán capaces de establecer perfiles más exactos acerca de quiénes son sus clientes y consumidores; qué quieren, cuáles son sus necesidades, cómo se les puede ayudar… Y disciplinas como la netnografía, mediante la cual se estudia lo que pasa en las comunidades virtuales, ayudaran a ello. Todo con el objetivo de conocerles más y mejor para mejorar el nivel y calidad del servicio y, por tanto, los ingresos asociados.
Al final nosotros desde el lado del consumidor conseguimos que la oferta se ajuste más a la demanda y eso es algo que al fin y al cabo no nos disgusta y por lo que estamos dispuestos a dar un poquito de nuestra información a cambio.
Sepamos aprovechar el Big Data. Esto acaba de empezar.
(Gracias a @Rugago por su clase, que me dio mucho en qué pensar 🙂 )