Las fashion bloggers: ese mundillo

Me gusta la moda, muchos ya lo sabréis por otros posts que he escrito como el de aplicaciones para encontrar ropa a partir de una fotografía. Pero en este post me voy a centrar en otra parte (actualmente casi fundamental) de este sector: Las fashion blogger.

Hoy en día cualquiera puede ser una fashion blogger. Sí, tú también. Solo tendrás que poner pose de catálogo, comprar ropa de marca (¿será verdadera o falsa?), tener un iPhone, comer hamburguesas (porque fotos de ensaladas, bien pocas), y tener un novio fotógrafo (o el pagafantas de turno).

Y listo, una fashion blogger más, de esas que reinan en Instagram. Pero tranquilos, no vamos a hablarte de cómo convertirte en un/a fashion blogger que lo pete, que para eso ya están otros. Aunque sí te dejo esta noticia en la que una chica muestra cómo engañó a todo el mundo, haciéndose pasar por una egoblogger (y coló, sí).

Vamos a hablarte de este fenómeno que cada vez más las marcas tienen en mente y del que ahora se habla bastante porque estamos en plena temporada de semanas de la moda: que si Nueva York, Madrid, Londres, Milán…

Fotografiarse fuera de un estudio, con looks del día a día, en escenarios diferentes, y por algo que fuera más que por dinero, por hobbie, comenzó hace mucho como se comenta en este vídeo, en el que se relata cómo todo empezó casi sin querer.

El tema de las blogger de moda es algo que hoy en día vemos como algo normal, pero la verdad es que hasta hace unos años no era así. La magia de Internet y las redes sociales han hecho que muchas de estas chicas (y chicos también, claro está) salgan de su blogspot a protagonizar campañas publicitarias, de mayor o menor escala.

Y ahí está la clave: cómo las marcas usan la notoriedad de estas (y estos también) bloggers, para promocionar sus productos o servicios.

Han pasado a ser influencers.

Hace unos días te hablamos del tema de influencers en Mimamamememe, explicándote el motivo por el cual muchas marcas los usan, en vez de a otras personas, que puede que con más nombre, pueden promocionar el producto o servicio. Y la verdad es que hay marcas que lo hacen un poco al tuntún simplemente porque X persona tiene no sé cuantos followers, y puede que transmita el mensaje de la marca (¿a cambio de qué?)

Pero en el caso de las blogger de moda, yo resaltaría varios matices diferentes, y es que aunque también influyen sobre tendencias y demás, estas personas aportan algo más (aunque muchas veces ese algo más sea un tostón).

Todos tenemos un lado de cotillas, no digas que no. Seguimos a gente que no conoces personalmente, pero sí sabes su vida a través de Instagram porque queremos saber qué hace y por qué mola tanto, qué come, qué se pone y deja de poner, etc. Y eso es lo que cuentan las blogger de moda en sus redes sociales; aunque también hay que decir que muchas se limitan a enseñar sus modelitos y listo.

Tienen su propia audiencia, desde antes de que una marca las promocionará y les regalara bolsos. Saben que hay gente que va a estar pendiente de dónde está de viaje, y también de criticarla porque las sandalias esas que lleva por mucho que sean “lo más”, no hay por dónde cogerlas.

Sus seguidores, followers, fans y lectores esperan que publique, y cuando no lo hace, nos preguntamos qué le pasa: un problema del blog, algo personal, etc.

Las marcas lo tienen fácil. Simplemente tienen que meter (puede que con calzador o no), su producto o servicio en la foto, y listo. La blogger se encarga de promocionarlo.

Cada vez son más las empresas que recurren a esta moda de las fashion blogger para promocionar sus productos, como Rowenta con Dulceida, CyA con AtrendyLife y Lovely Pepa con SEAT (reconozco que está un poco forzado aquí, pero…).

La forma de promocionar está cambiando, y para las empresas el hecho de poder contar con gente que con una cara más o menos conocida, pero que sí tiene una audiencia determinada, les ayude a promocionar lo que vende, les viene bien a ellos (porque es más barato) y a las bloggers, ya que su notoriedad sigue aumentando y por qué no decirlo, algún regalillo que otro se llevan.

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